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- Miércoles, 01 Octubre 2014 10:05
En Amasa-Villabona 29 personas fueron fusiladas por Franco; entre ellas, los párrocos José Adarraga eta José Joakin Arin.
JOSÉ ADARRAGA LARBURU (1881 Villabona - Hernani 1936)
En 1906 es ordenado sacerdote. Durante muchos años, ejerció el sacerdocio en México; posteriormente, en Gasteiz y finalmente, en Hernani. Fue fusilado contra la tapia del cementerio de Hernani el 17 de octubre de 1936. Cuando estalla la Guerra Civil, Joxe brinda su apoyo al gobierno autónomo constituido en la Comunidad Autónoma del País Vasco. Fue detenido y conducido a la cárcel de Ondarreta. Fue condenado a muerte por el Consejo de Guerra y ejecutado. Fue fusilado sin piedad.
En el presente certificado podemos apreciar dónde y cómo se llevó a cabo la ejecución. En la misma lista, y por lo tanto, ejecutado junto a José Adarraga, está José Ariztimuño Aitzol, periodista, escritor y político nacionalista tolosarra (antes de ser ejecutado fue torturado salvajemente). En el certificado se puede leer que enterraron unos 190 individuos más. Por lo tanto, ese día y los sucesivos fueron fusiladas más personas.
El profesor de Historia Contemporánea Mikel Aizpuru (Gabiria, 1963) ha estudiado en profundidad los fusilamientos llevados a cabo en el cementerio de Hernani. En su opinión, si bien todas las muertes eran injustificables, la de Adarraga es si cabe más incomprensible. Ya que la mayor parte de su vida transcurrió en México. Además, tampoco le interesaba demasiado la política. En un informe justificativo de las mencionadas muertes enviado a Franco en 1959, no se mencionan acusaciones contra él y tampoco se recogen datos sobre él. En el mencionado informe se desconoce cuando lo fusilaron, solo se sabe que fue en agosto, y tampoco se conoce el lugar de su ejecución. Si nos ponemos a buscar razones, podemos buscarlas en la militancia de sus familiares. Uno de sus hermanos, Juan Adarraga, era miembro de Izquierda Republicana y participó directamente en el debate sobre el Estatuto de Autonomía del País Vasco, así como en los preparativos de las elecciones. Estaba a favor de la unión de los partidos de izquierdas. Un cuñado suyo, por su parte, fue miembro de la Comisión Gestora de la Diputación Foral de Gipuzkoa. Para entonces, ya había sido ejecutado.
No existe razón alguna que justifique semejante crueldad.
Documento que recoge la ejecución de José Adarraga
JOSÉ JOAQUÍN ARIN (1875 Villabona- Oiartzun 1936)
Fue sacerdote, cura ecónomo y arzobispo de Mondragón.
Era nacionalista y estudioso del euskera. Tras su formación en el seminario de Vitoria fue nombrado párroco de Aretxabaleta y posteriormente párroco durante 25 años de San Juan de Mondragón. Fue un gran aficionado a la música. Fue una importante referencia en el ámbito de la cultura vasca y se relacionó con Jesús Guridi y con Resurrección María Azkue, entre otros.
Tras la ocupación de Gipuzkoa por las tropas del general Mola, fue denunciado junto a los sacerdotes José Markiegi y Leonardo Guridi y a Joseba Zeziaga, miembro del Gipuzkoa Buru Batzar (la ejecutiva guipuzcoana del Partido Nacionalista Vasco); fue detenido en su casa y conducido a la prisión de Ondarreta el 21 de octubre de 1936. Los cuatro fueron fusilados la noche del 24 al 25 de octubre de 1936 a la entrada del cementerio de Oiartzun. Mientras subían al cementerio para ser ejecutados, cantaron el “Te Deum”. Según Hugh Thomas (Reino Unido, 1931), el obispo de Vitoria, Mateo Mujika, mencionó que "mejor habrían hecho Franco y sus soldados besando los pies de este venerable sacerdote que fusilándolo". Arin fue asesor de Mateo Mujika. Participó activamente en la preservación y difusión de la cultura vasca al prestar los bajos de la Casa Cural para la creación de la primera ikastola de Mondragón. Asimismo apoyó la labor de los padres Guridi y Markiegi en la investigación filológica del euskera y su docencia.
Antes de su detención, Arin sufrió un incidente. Dicho suceso fue protagonizado por la líder tradicionalista María Rosa Urraca Pastor, que había llegado a Mondragón para dar un mitin. Urraca Pastor reconoció al párroco en la calle y le increpó para que gritara tres veces "¡Viva España!". La humillación fue rematada con una amenaza de muerte. Al poco tiempo, como sabemos, fue detenido y fusilado.
José Luis de Villalonga (Madrid 1920 - Mallorca 2007), Grande de España, escritor, actor y franquista convencido, declaró sin sonrojarse que había participado en el asesinato de Arin y de otros párrocos nacionalistas. A continuación, transcribimos la declaración realizada en La Vanguardia en 2002:
“Querida Charmion: ayer recordaba yo por teléfono con un amigo de mi edad, compañero durante el ataque al “cinturón de hierro” que defendía Bilbao, que nuestro coronel, don Joaquín Gualde Torella –un mallorquín de buena cuna amigo de mi familia de toda la vida–, había dado la orden de no capturar vivo a ningún cura vasco cogido con las armas en la mano...”
La mencionada declaración de Villalonga viene a confirmar las sospechas de muchos familiares y vecinos. El régimen impuesto atribuyó la responsabilidad de las muertes de los mencionados curas a los republicanos, pero era bien sabido quién asesinó a esos párrocos considerados "rojos". La obra de Joseba Elosegi “Quiero morir por algo” (Plaza & Janés, 1977) incluye la lista de los párrocos asesinados por el bando de Villalonga.
Además de Adarraga y Arin fueron ejecutados otros párrocos. José Markiegi, Leonardo Guridi, José Ariztimuño Aitzol, Martín Lekuona, Gervasio Albizu, José Peñagarikano, Celestino Onaindia, Joaquín Iturri-Castillo, Alejandro Mendikute, Jose Sagarna, Otano y Roman.
"Ninguno de estos sacerdotes fusilados compareció nunca delante de algún tribunal; algunos ni siquiera fueron interrogados. Es mentira diga quien lo diga que fueron juzgados" (Elosegi: 92-93).
Dos párrocos villabonatarras por lo tanto fusilados junto a otros párrocos. Se ha escrito mucho sobre la relación existente entre la iglesia y el franquismo. Es evidente que ésta fue muy estrecha y que la iglesia católica se posicionó claramente a favor de Franco. He aquí un fragmento que define perfectamente las dos tendencias existentes en el seno del clero vasco:
“...Antes de la guerra se dividía el clero vasco entre dos tendencias: la de los resueltos a aplicar las directivas trazadas en las encíclicas pontificias, tomándolas como doctrina genuina de la iglesia; y la de los que los esperaban todo del favor estatal, siendo lo importante conseguirlo, derribando el régimen adverso si hacía falta...” (Desconocido 1966: 25).
Por lo visto, la iglesia católica no aceptaba a sus propios miembros si éstos eran “rojos” o nacionalistas.
El presente documento hace referencia al día en el que las tropas franquistas irrumpieron en Amasa-Villabona: “...hasta el día 16, en que la villa fue liberada”. En el mismo, el párroco Mateo Arismendi denuncia supuestos ataques contra su persona. Resulta curiosa la omisión por parte de Arismendi del fallecimiento de cuatro niños de Villabona a causa de las heridas provocadas por una bomba lanzada por la aviación italiana en San Sebastian. A María Leturiondo, por ejemplo, le fue amputada una pierna, y perdió a su hijo. En el acta, no se hace mención alguna sobre aquel grave suceso.
Son las dos caras de la misma moneda, reflejo cruel de la guerra.