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- Domingo, 30 Marzo 2014 14:50
Historia de un villabonatarra comprometido socialmente, políticamente y militarmente
Benito Brerasaluze Olano nació en el barrio usurbildarra de Txikierdi, el 14 de agosto de 1897, aunque pronto se trasladó a Villabona, donde residió durante toda su vida. Trabajó en la papelera Portu.
Se casó con María Zaldua, y de esa unión nacieron Javier y Maritxu. Aritza Kultur Elkartea ha contado, para completar este trabajo, con la inestimable ayuda de su hija Maritxu, de su hijo Javier y de sus dos nietos Helena y Gemma.
Entre sus aficiones, destacaba la música; Benito tocaba el bombardino en la Banda municipal de música. Realizaban actuaciones, entre otros, en pueblos de la comarca. Fue, junto a otros villabonatarras, socio fundador de la sociedad Behar Zana.
Benito nació en el seno de una familia tradicionalmente de izquierdas, muy progresista, con una amplia perspectiva y unos valores muy arraigados. Su padre, Javier de Berasaluce, era ingeniero; puso en marcha la primera central eléctrica del barrio de Txikierdi y abasteció de energía eléctrica a todo Donostialdea. Su madre, Sabina Olano, nacida en Tolosa, era profesora de piano y alumna del músico Gorriti. Su hermana, Concepción, realizó los estudios de magisterio en Oviedo y se licenció en 1909. Su otra hermana, Candida, fue profesora de piano y alumna del maestro Usandizaga. Su hermano, Josetxo, falleció en Argentina siendo muy joven. A éste le pusieron el apodo de Chato del Puente, y tal y como veremos a continuación, Benito recibirá ese mote en la cárcel. Su otro hermano, Luis, murió joven en Londres, donde vivía con Mª Luisa Allende1. Tenían un hijo llamado Luisito. Benito, después del fallecimiento de su hermano, se hizo cargo de Luisito, quién creció y se educó en casa de la familia Berasaluze. Fue una familia tradicionalmente muy de izquierdas. El primo de Benito, Joaquín Berasaluze, cursó estudios en Oxford y fue secretario de la Comisión de Acción y Turismo del Ayuntamiento de San Sebastián en el gobierno de la república. Asimismo, participó en la proclamación de la república en Eibar2.
Benito otorgaba una gran importancia a la formación. Era un auténtico izquierdista. Leía mucho.
De amplia formación intelectual, emocionalmente muy fuerte, Berasaluze fue consecuente con sus ideales. Era noble y leal, según afirma Maritxu con lágrimas en los ojos. Era muy fuerte emocionalmente. De los que sabían poner en práctica en su día a día los verdaderos valores de la solidaridad. Un buen hombre en el amplio sentido de la palabra.
Según sus propias palabras, quizá podría perdonar pero nunca podría olvidar todo lo que había pasado.
Izquierda Republicana3
Fue militante de Izquierda Republicana, y posteriormente, miembro del Frente Popular. Ocupó diversos cargos de responsabilidad en la junta del mencionado partido en Villabona. Sus ideas políticas siempre fueron de izquierdas. En los comicios celebrados en 1931 y en 1933, realizó labores de intervención, representando a Izquierda Republicana. En esa época, las mujeres pudieron por primera vez ejercer el derecho a voto. La familia Berasaluze siempre ha celebrado el día de la República y tiene como costumbre cantar clásicos del cancionero republicano.
En 1936 se produce el Golpe de Estado. Ese año, se celebraron elecciones y Benito realizó labores de intervención, esta vez, representando al Frente Popular. Antes de su huida, Benito quemó todos los documentos relacionados con su militancia (incluidos los documentos de la cooperativa) en el horno de la panadería Arregi, para no dejar ningún rastro y para proteger a su familia. Benito ya sabía que las tropas franquistas iban a irrumpir en Villabona.
Los republicanos tenían su propia sede en Villabona. La plaza actualmente conocida como Errebote Plaza (Plaza del Rebote), en su día se denominó Plaza de la República. La mencionada sede estaba ubicada en las casas de enfrente.
En Amasa-Villabona, a pesar de las diferencias ideológicas, se tejió una amplia red solidaria; una muestra de ello son los vales firmados por el propio Benito, por Valeriano Saizar y por Aurelio Alzaga.
Benito en la Cooperativa Obrera
En 1931, crea, junto a otros republicanos, la Cooperativa Obrera. La militancia de Benito Berasaluze no se limitó al ámbito político. Benito, junto a otros vecinos de Villabona, ayudó a la clase obrera y a los vecinos más necesitados. En la mencionada cooperativa se podían adquirir diversos productos a un precio asequible. Estaba ubicada en la Calle Mayor, en frente de la actual Escuela de Música, en la casa de Lertxundi. Estaba gestionada por los republicanos y en ella se podía comprar de todo, eso sí, más barato.
Recuerdos previos a la guerra
Maritxu recuerda cómo era Villabona antes del estallido de la guerra y menciona que tuvo una infancia feliz. Iba a la escuela, a las monjas, y recuerda las visitas realizadas con su padre a la cooperativa –nos daba aceitunas– dice. Es evidente que a Maritxu y a Javier el recuerdo de su padre les causa alegría. Recuerdan, asimismo, que en la escuela impartían el catecismo en euskera. Maritxu opina que la época de la República fue una época de libertad y de progreso, de esperanza, de abundancia; una oportunidad para construir el país en el que habían soñado vivir.
Sin embargo, la guerra truncó todos los sueños. Maritxu y su hermano Javier estaban en casa de la familia Darras4 cuando su madre les anunció que su padre había huido.
Benito decidió llevar hasta el último extremo su compromiso político.
En 1936, iniciada la guerra, Benito huyó de Villabona y fue en 1941 cuando regresó a casa en libertad condicional. Su ausencia se prolongó cinco años.
El aita ha huido
Maritxu recuerda el trajín de la gente durante los primeros días que siguieron al estallido de la guerra; recuerda cómo venía gente, sobre todo desde Tolosaldea, con sus enseres a cuestas, con burros y colchones. Posteriormente, recuerda el sonido de los disparos. La familia Berasaluze residió en el inmueble en el que actualmente se encuentra el bar Itzalpe. La mitad de la casa pertenecía al médico (los familiares de Benito, a cambio del alojamiento, realizaban servicios de recepción para el médico) y la otra mitad pertenecía a Benito y a su familia. Maritxu recuerda cómo tuvieron que colocar un colchón bajo la ventana para protegerse de las balas. Recuerda muy bien el hambre y el sentimiento de tristeza permanente. Sabe perfectamente qué sienten los vencidos y no puede olvidar los insultos, las risas y las humillaciones por parte de los franquistas de Villabona.
¿Dondé está el aita?
Fueron dos años muy duros sin conocer su paradero. Algunas personas provenientes de Bilbao les decían que lo habían visto. Finalmente, María, la mujer de Benito, acompañada de Maritxu, decidió acudir a las autoridades municipales, convencida de que ellos conocían su paradero. El alcalde les comunicó que un amigo de Benito le había dicho que había sido visto en Santander y que había sido nombrado capitán.
Las primeras noticias de Benito llegaron desde la cárcel, cuando escribió a su familia.
Villabona durante la guerra
Cuando se celebraban desfiles franquistas, éstos tocaban las aldabas de las casas en las que residían los nacionalistas y los “rojos”. Flechas, pelayos y margaritas desfilaban por las calles de la localidad con sus trajes característicos. En el desfile participaban unas 30-40 personas. Había niños pero la mayoría eran adultos. Los pelayos llevaban armas de madera. Según Maritxu, a muchos los engañaban.
Demostración de dominio y poder por parte del régimen franquista
Cuando las tropas franquistas conquistaban una localidad, realizaban grandes celebraciones.
En cuanto a la persecución ejercida contra las mujeres, Maritxu recuerda tres casos relacionados con cortes de pelo. En cuanto al primero, recuerda que era una mujer embarazada: los requetés entraron en el cuartel de Iru Aldeta, le cortaron el pelo, le obligaron a beber aceite de ricino5 y le obligaron a recorrer las calles del pueblo. El objetivo era castigar el compromiso político del marido y humilar a la esposa. El mencionado castigo además cobra un especial significado cuando la esposa estaba embarazada. En otro caso, una mujer que fue una importante referencia del nacionalismo en Villabona, fue obligada a recorrer con el pelo corto las calles del municipio gritando “¡Arriba España!”. Por último, recuerda el corte de pelo a una mujer por el hecho de ser nacionalista.
Benito y el Frente Norte
Las milicias populares se organizaban de diversas maneras; algunas en batallones, otras por columnas o por regimientos. A pesar de recoger sensibilidades políticas diferentes, tenían un objetivo común: combatir al ejército de Franco. Benito combatió en los húmedos y montañosos territorios del norte de España.
Benito, antes de huir, organizó la resistencia en Villabona junto a otros vecinos para frenar el avance de las tropas de Franco. En Fraisoro (Zizurkil) colocaron cañones en dirección a Belabieta (los soldados de Franco entraron por ese lugar).
Tras su huida luchó en el monte Kalamua de Eibar. Posteriormente, formó a la milicia en Peña Angulo (ver fotografía) y participó en el Cinturón de Hierro de Bilbao6, hasta la caída de la capital. Resistieron hasta la evacuación de toda la población civil.
El también villabonatarra Leocadio Clemente luchó al lado de Benito, pero finalmente fue detenido en Santoña.
Benito decide seguir adelante y se dirige a Santander. Supera todos los puertos de montaña y llega a Asturias. El 23 de octubre de 1937, debido a la caída del Frente Norte, es apresado en Moreda (Asturias).
Los mineros y la clase trabajadora en general estaban muy reprimidos en Asturias. Benito luchó, entre otros, en el Batallón Carlos Marx n° 34, logrando el reconocimiento por parte del Gobierno Vasco de la época y recibiendo el correspondiente salario como gudari.
Benito, encarcelado
Benito pasó por las cárceles de Moreda (Asturias), Villamanin (Leon), Valencia de Don Juan (Leon), San Marcos (Leon), Cárcel Modelo (Burgos), Valdenoceda (Burgos), Tabacalera (Bilbao), Larrinaga (Bilbao) y Ondarreta (Donostia). Nueve cárceles en total. En condiciones muy duras en todas ellas. En las prisiones era habitual poner apodos. Al parecer, era una manera de protegerse de los chivatos. Benito tenía su propio apodo. El escritor Victoriano Cremer7 menciona en una de sus obras8 a Chato del Puente (Chato del Puente9 era el apodo de Benito), rememorando las vivencias compartidas con Benito en su estancia en la prisión de San Marcos. "Allí estabamos todos en aquella olla podrida" dice en referencia a la celda de la prisión de San Marcos (Cremer 1980:101).
Benito era el preso nº 7039
“...el prisionero, o más exactamente el preso, porque el prisionero esta, si se quiere y en teoria cubierto o amparado por las Convenciones, que oiga, no cabe más solemne tontería, que como son las Declaraciones de los Derechos del Hombre o como el cumplimiento de los Mandamientos de la Ley de Dios, que no mataras y amaras a tu prójimo como a ti mismo, que ya me explicareis, muchachos ....” (Cremer 1980:101)
El mencionado autor hace referencia al lápiz rojo de la cárcel de San Marcos, y casualmente, varios documentos de Benito están marcados con lápiz rojo.
Asimismo, en cuanto sobre la dureza de la cárcel, escribe lo siguiente:
“Esta perfectamente comprobado, sobre todo después de la prueba a que fuera sometida la humanidad mediante el reactivo de guerras y prisiones, que el hombre, como con fortuna explicaba el Chato del Puente, que era ejemplar grande, fuerte y animoso, "aguanta lo que le echen" contando, por supuesto, que la guerra, la prisión, solamente puede cubrir al hombre de sus únicos atributos: injusticia, indignidad, miseria y degradación.” (Cremer 1980: 101)
Condenado a pena de muerte en el Consejo de Guerra (nº 3503)
Teniendo en cuenta la militancia de Benito en Villabona, los franquistas no tuvieron que ir muy lejos para fundamentar sus acusaciones. Le fue impuesta la pena de muerte. Sin embargo, a pesar de la gran cantidad de acusaciones iniciales, gracias a posteriores testimonios (también realizados en Villabona), las acusaciones fueron perdiendo algo de fuerza. Sobre todo, durante su reclusión en la cárcel de Ondarreta. En Villabona, los franquistas se negaron a reconocer la firme resolución de Benito de seguir luchando e intentaron por todos los medios esconder ese hecho. En aquella época, el alcalde representaba a la Falange en Villabona –era el mismo que le comunicó a su madre el nombramiento de capitán–. El mencionado alcalde, nunca quiso reconocer la decisión adoptada por Benito. Entretanto, y hasta su detención, Benito no dudó ni un segundo y se reafirmó desde un principio en su determinación. Por aquellas fechas, se firma el Pacto de Santoña (Benito califica el mencionado acuerdo firmado por el PNV y el ejército italiano el 24 de agosto de 1937 como una rendición). Benito siguió adelante hasta llegar a Asturias.
Paliza a Retenaga en la cárcel de San Marcos
Nicolás Retenaga Garate (Sestao) era amigo de Benito. Benito contaba a menudo a su familia un suceso que le marcó profundamente. Fue testigo de la brutal paliza que Retenaga recibió en el penal de San Marcos. Retenaga, cuando los vigilantes vinieron a buscarle, le dijo lo siguiente a Benito: “mira mira, Berasaluce, ya vienen los cuervos oliendo carne humana.”
Para soportar esas duras condiciones de vida, Benito hacía estrellas con papel de plata, así como, tablas de parchís y de ajedrez. Posteriormente, Benito siguió haciendo estrellas, incluso enseñó a sus nietos a confeccionarlas, formando parte de los adornos navideños de la familia Berasaluze.
Benito estuvo junto a otros presos reparando puentes en el puerto de Pajares. Les quitaron los borceguíes10 y les dieron alpargatas. Pasaban horas y horas descargando camiones, mientras soportaban las carcajadas y los insultos de la Guardia Civil. Les asestaban golpes con la culata de la escopeta. Benito tenía la zona de la cintura destrozada. También realizaban simulaciones de tiro con pistolas descargadas, después de decirles que se despidiesen de sus amigos.
En la prisión de Larrinaga, por ejemplo, los funcionarios llamaron a Benito: “a ver Berasaluce...”. A menudo, sacaban a los presos al patio descalzos, con la excusa de tomarles declaración. Muchos no volvían a su celda. Aquella noche, por ejemplo, sacaron a dos presos y no regresaron.
En la cárcel de Ondarreta, los familiares de Benito pudieron ir a visitarle. Maritxu y Javier acudían a la cárcel acompañados de una mujer de Villabona conocida como María la recadista. Maritxu describe las visitas de la siguiente manera:
"....accedíamos a un patio, un policía nos llamaba y entrábamos. Sacaban a todos los presos a la vez. Recuerdo una pared muy grande, con gruesos barrotes y rodeada de alambre. Y mi padre a unos cinco metros. Había mucha bulla. Mi padre tenía un policía detrás en todo momento. En una ocasión, estando yo y mi hermano en la sala de espera, dijeron el nombre de todos los presos menos el de mi padre. Mi hermano fue a decirles a los policías lo que había sucedido y nos dejaron entrar. Aquel día estuvimos solo nosotros en la sala de visitas...” (Maritxu Berasaluze: 2013).
Benito tuvo durante toda su vida trozos de metralla en una rodilla, a causa de las heridas sufridas en la guerra.
Maritxu y Javier, víctimas de la venganza
Mientras su padre luchaba en el Frente, sus familiares sobrevivían a duras penas. Tristeza y hambre, recuerda Maritxu. La mujer de Benito, María, siempre estaba enferma. Desde el estallido de la guerra, estaba muy triste, sumergida en su propio mundo. Carecían de ingresos. A su casa iban a visitarles personas de derechas. En una ocasión, recuerda cómo un vecino (no desvelaremos su identidad) fue a su casa de madrugada para comunicarles que había visto a su padre.
En otra ocasión, el alcalde fue a pedirles colchones para las tropas franquistas. La mujer de Benito se negó, y, al cabo de poco tiempo, le fue impuesta una multa de 1000 pesetas que no abonó. Todas las cartas que le escribían a Benito eran inspeccionadas por el alcalde. Asimismo, los presos remitían sus cartas al alcalde para su inspección. Por lo tanto, tenía toda la información en su poder.
Maritxu acudía al centro de Auxilio Social para evitar el hambre. Esta institución gestionada por requetés y falangistas, fue el Batzoki hasta ser requisado a los nacionalistas. Maritxu podía ir al mencionado centro por su edad, pero su hermano Javier no. Estaba ubicado en la casa en la que actualmente se encuentra la vieja sede de Behar Zana. Había platos blancos en una especie de jaula; en los mismos se podía leer “Auxilio Social”. Robaba a escondidas trozos de pan para su hermano. Recuerda que comieron mucha berza. No tenían recursos económicos y Maritxu solía “rezar” para que una tía que solía acudir al mercado de Villabona no vendiera todas las berzas. El reparto de los alimentos estaba limitado; para ello, el régimen franquista estableció una cartilla de racionamiento. Las familias tenían asignados establecimientos locales específicos. Por ejemplo, a la familia Berasaluze le fue asignada la tienda Itsaso para la adquisición de productos de primera necesidad. A menudo, les costaba llegar a fin de mes. En la carnicería, por ejemplo, tenían que hacer largas colas para adquirir un poco de manteca, y, muchas veces, regresaban a casa con las manos vacías porque se acababa.
La familia Berasaluze pasó hambre. Maritxu recuerda que su madre siempre guardaba un poco de azúcar por si alguien enfermaba. Alguna que otra vez llegaron incluso a sacudir árboles frutales en algunos caseríos.
La situación era muy dura. Por otro lado, recibieron ayuda de varias vecinas de Villabona, entre otras, la madre de Federico Urdanpilleta, Celestina Vitoria, o de las hermanas Rouget, Esperentxa y Emili.
Instantáneas de la Guerra Civil
Junto a Franco vino a Villabona un destacamento de unos 600 hombres. Pasaron varios días y fueron distribuidos en las casas de la localidad. Algunos de esos hombres se quedaron en Villabona, incluso llegaron a casarse con vecinas del municipio. Posteriormente hemos tenido conocimiento de la muerte en combate de algunos de ellos en Belchite (Zaragoza).
Maritxu recuerda asimismo los camiones blindados de la UHP (Unión Hermanos Proletarios). Por sus ventanillas, asomaban hombres armados.
La situación era tan dura que los familiares de Benito tenían que llevarle paquetes a la cárcel; de ello se ocupaban María y su hijo Javier. Iban a la oficina de Correos de Tolosa. Una vez allí, les obligaban a abrir el paquete, firmaban un impreso y se enviaba al economato de la prisión. En cuanto al contenido del mismo, de vez en cuando le daban algo pero el resto se lo repartían entre ellos.
Maritxu quería que su padre estuviera presente en su primera comunión, pero no fue posible. Aparte del cura, solo acudieron a misa de ocho su madre y varios vecinos. A su segunda comunión, sin embargo, Benito pudo acudir.
En 1944, una vez obtenida la libertad plena, decide irse fuera a trabajar, concretamente a Mandayona (Guadalajara). Gracias a su experiencia, ocupó el puesto de director en la fábrica de papel La Paz. Benito regresaba a Villabona en fechas señaladas: fiestas de Santiago, navidades... su familia iba buscarle a la estación de tren. Benito solía traer un cabrito.
La tarea de Benito en el Frente
Benito Berasaluze fue instructor de los milicianos inicialmente, y llegó a ser teniente. Finalmente, fue nombrado capitán del Batallón Carl Marx. Tal y como podemos comprobar, asumió grandes responsabilidades.
Manuscrito de Benito dirigido al director de la cárcel de Ondarreta.
Esti Amenabarro Iraola
Profesora de la UPV y secretaria de la asociación Aritza Kultur Elkartea
El regreso a casa
Inicialmente fue condenado a pena de muerte y posteriormente a doce años de prisión, siendo la pena finalmente rebajada a siete años. De los siete años de condena, pasó los últimos tres en libertad condicional. Benito queda en libertad condicional en 1941 y regresa a Villabona con sus escasos bienes dentro de una maleta de madera; la manta que llevaba consigo en los combates, un pequeño diccionario y una caja tallada. Semanalmente, debía acudir al cuartel de Andoain a firmar.
Una vez obtenida la libertad plena, decide comenzar a trabajar. Inicialmente, lo intenta en la papelera Portu, en su anterior lugar de trabajo, pero no es admitido –posteriormente, es contratado pero en un puesto inferior–. El aparejador Juan Imaz le ofrece empleo y trabaja para él durante varios meses.
1 Participó directamente en Bizkaia, en el plan de evacuación organizado por el Gobierno Vasco. Era comunista.
2Ver Gutiérrez Arosa, J. (2001): “La insurrección del 34 y la Segunda República en Eibar”. Ayuntamiento de Eibar. Pág. 25.
3 Izquierda Republicana (IR) fue un histórico partido político republicano español que se constituyó en 1934, como resultado de la fusión de los partidos de Manuel Azaña, la antigua Acción Republicana (AR), el sector izquierdista escindido de los radical-socialistas (el Partido Republicano Radical Socialista Independiente dirigido por Marcelino Domingo y Álvaro de Albornoz) y la Organización Republicana Gallega Autónoma (ORGA), de Santiago Casares Quiroga. Obtubo 87 escaños en el Frente Popular. Se disolvió en el exilio para formar Acción Republicana Democrática Española.
4 José Darras era nacionalista; fue concejal durante el mandato del alcalde Federico Urdanpilleta antes de estallar la guerra. Cuando las tropas franquistas irrumpen en Villabona Urdanpilleta es sustituido por Juan Barbe. A su regreso sufrió una brutal persecución por parte del régimen franquista. Estableció su residencia en San Sebastián.
5 En los testimonios sobre la guerra son muy frecuentes las menciones a cortes de pelo y al aceite de ricino. El mencionado aceite era laxante y su objetivo era humillar a las mujeres y alejarlas de sus ideas políticas.
6 El Cinturón de Hierro de Bilbao hace referencia a un sistema de fortificación formado por túneles, búnkeres y trincheras que se construyó durante la Guerra Civil Española a través de la costa y los montes que rodean Bilbao (Gaztelumendi, Artxanda, etc.) con el objetivo de defender la ciudad ante un ataque de las Fuerzas sublevadas. A pesar del enorme esfuerzo económico y los recursos invertidos en su construcción, cuando las tropas sublevadas atacaron estas fortificaciones (que se encontraban incompletas), las defensas bilbaínas quedaron rápidamente en inferioridad. Cuando se produjo el asalto final de las brigadas carlistas, los fortines de la línea no resistieron los bombardeos de artillería y aviación ni tampoco lograron evitar la caída de Bilbao, debido a que el ejército invasor conocía con exactitud las posiciones enemigas, ya que el ingeniero que dirigió su construcción les facilitó ésta información.
7 Durante la República fue secretario del Ateneo Obrero Leonés. En 1933, publicó en el periódico madrileño La Tierra 'Vía Crucis (Romance obrero)', un texto en prosa poética en el que glosaba la represión que siguió a la revuelta anarcosindicalista de Casas Viejas. El escrito le valió un premio literario dotado con 300 pesetas, pero también la apertura de un expediente militar. El capitán Juan Rodríguez Lozano, abuelo de José Luis Rodríguez Zapatero y mentor de Crémer, defendió al poeta ante el tribunal militar y logró que el expediente fuera declarado nulo.1Durante la Guerra Civil Española, se libró de la muerte en varias ocasiones y tras salir de la cárcel fue uno de los fundadores, junto con Antonio González de Lama, Luis López Santos, José Castro Ovejero, Anglada, Antonio Pereira y el también poeta Eugenio G. de Nora, de la revista 'Espadaña', que sirvió de medio de expresión para muchos autores de la corriente llamada poesía desarraigada de posguerra, que tuvo no pocos enfrentamientos con el régimen franquista y canalizó la lucha de toda una generación de poetas que encontraron en ella su medio de expresión. Su obra abarca desde el existencialismo hasta las preocupaciones sociales, moviéndose entre la denuncia de la injusticia y el afán de solidaridad. También cultivó la narrativa, siempre con tintes sociales, en obras como Libro de Caín (1958) e Historias de Chu-Ma-Chuco (1970).Falleció el 27 de junio de 2009, habiendo cumplido 102 años, como el poeta más longevo de España.
8 Cremer, Victoriano (1980): "El libro de San Marcos". Leon: Nebrija
9 A Benito el apodo Chato del Puente le venía de su hermano. Éste vivía en San Sebastián, a un lado del puente, y se encargaba del alumbrado de la capital.
10 Los borceguíes son botas militares que han sido especialmente diseñadas para ser utilizadas por los soldados durante acciones de combate o entrenamiento militar. Consisten en un calzado que llega hasta más arriba del tobillo, abierto por delante y que se ajusta por medio de correas o cordones.